Comentábamos ayer las deficiencias existentes en los servicios y prestaciones que los poderes públicos vienen obligados a llevar a cabo, si se cumple - como debiera ser- la Ley de Dependencia. Igualmente nos referimos a la necesidad de dotar a los mayores de Servicios de Estancia Diurna o Centros de Día, que, de acuerdo con las estádisticas, en diversos paises de nuestro entorno se ubica uno de estos por cada 40.000 habitantes, con lo cual, en una ciudad como Zaragoza, que supera los 600.000, como mínimo debieran prestar servicio 15 Centros de Día. En un estado social y de derecho, donde la sanidad y la enseñanza son públicas (o deberían serlo) hemos de aspirar a que todo ello sea público y no concertado, como desgraciadamente ocurre, ya que en el fondo de esa solapada concesión que se hace a la iniciativa privada, subsiste la finalidad de obtener beneficios económicos para quienes invierten en ello.
De cualquier manera, esos 15 Centros de Día en su conjunto no existen en Zaragoza. Bueno sería ahora -que tanta falta hace el proporcionar trabajo - aprovechar esta coyuntura para iniciar la costrucción de los centros necesarios y preparar las plantillas de personal adecuadas para su posterior funcionamiento. Desgraciadamente no ocurrirá así. En primer lugar por que nuestros gobernantes no conocen en profundidad la utilidad que tienen estos Servicios de Estancia Diurna (SED) que ofrecen al usuario la oportunidad de mantener el máximo grado de independencia personal que permitan sus potenciales, dándole un marco adecuado donde podrá disponer de un servicio que le proporcionará su rehabilitación física y cognitiva a la vez que facilitará a sus familiares un apoyo social y asistencial en su esfuerzo diario por mantener en su medio a las personas mayores discapaces, previniendo y solucionando, en su caso, los conflictos que se producen en el entorno familiar al intentar compaginar la permanencia del anciano en el domicilio con los actuales modos y espacios vitales. Es de tal magnitud la importancia de estos centros, que resulta inverosímil el que las instituciones responsables no se hayan percatado suficientemente de la necesidad urgente con que debiera atenderse su puesta en funcionamiento.
La situación real es que seguimos en un claro deficit de plazas y apenas se informa a la ciudadanía de la importancia de este servicio de estancia diurna, que, precisamente por la escasa publicidad que se ofrece en los medios habituales de comunicación (especialmente TV) la gente los desconoce. Como reza este blog, todo esto ocasiona que los "mayores estemos en apuros".
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