La Carta del Consejo de Europa manifestó en su día de manera contundente que "La cultura de los pueblos se demuestra por el trato que sus gobernantes le dan a sus mayores"Cuando uno reflexiona al respecto, surgen de inmediato las dudas y consecuentemente las preguntas.
De ahí, el titular del presente comentario; ¿Es correcto el trato que reciben los ancianos?.
En líneas generales y si nos atenemos a los de otros paises de nuestro entorno, podríamos asegurar que no lo es. Basta con hurgar un poco sobre todo lo concerniente a pensiones, atención socio sanitaria, teleasistencia, servicios de atención en domicilio, residencias y servicios de estancia diurna para darnos cuenta que vamos casí en el vagón de cola. Sólo en referencia a los dos últimos servicios citados, la cosa está practicamente igual que hace diez años. Proyectos, proyectos y proyectos, pero realidades pocas, muy pocas. El tan cacareado "Plan Metrópolis" que se nos dijo que llenaría la ciudad de residencias ha quedado en agua de borrajas. Recuerdo que cuando estaba de Consejero del Gobierno de Aragón en esta materia el señor Larraz ( que desde entonces ya ha pasado por tres consejerías) y el señor Alvarez de Director - Gerente del mismo ámbito (que presentó la dimisión, casi al poco tiempo de asumir el cargo) se nos dijo a los miembros de la Comisión de Mayores de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) que las residencias que se proyectaban harían inecesarios los Servicios de Estancia Diurna que reclamábamos (uno por cada barrio), ya que en esas nuevas instalaciones se ofrecerían estos servicios. Hoy al cabo de los años, no tenemos ni más residencias, ni por supuesto más servicios de estancia diurna. Éstos últimos -cuya utilidad comentaremos en otra ocasión- vienen a ser la alternativa en gran medida a las residencias, las cuales deben quedar solo para uso de aquellos ancianos que en absoluto pueden valerse por si mismos. Esto ni lo quiso entender el señor Larraz, ni cuantos le sucedieron en su puesto, y eso que se hicieron campañas intensas para informar de este ventajoso sistema asistencial. Solo nos cabe - hay que insistir en ello- la obligación que tienen hoy los gobernantes, de que se agilice más -mucho más - la Ley de Dependencia, si no queremos poner reparos al trato que recibimos las personas de avanzada edad y en base a ese precepto legal obligatorio constatar si se cumple el manifiesto del Consejo de Europa sobre si nuestro país demuestra con hechos que la cultura de nuestro pueblo esta relacionada con el trato que se nos da a los mayores.
De ahí, el titular del presente comentario; ¿Es correcto el trato que reciben los ancianos?.
En líneas generales y si nos atenemos a los de otros paises de nuestro entorno, podríamos asegurar que no lo es. Basta con hurgar un poco sobre todo lo concerniente a pensiones, atención socio sanitaria, teleasistencia, servicios de atención en domicilio, residencias y servicios de estancia diurna para darnos cuenta que vamos casí en el vagón de cola. Sólo en referencia a los dos últimos servicios citados, la cosa está practicamente igual que hace diez años. Proyectos, proyectos y proyectos, pero realidades pocas, muy pocas. El tan cacareado "Plan Metrópolis" que se nos dijo que llenaría la ciudad de residencias ha quedado en agua de borrajas. Recuerdo que cuando estaba de Consejero del Gobierno de Aragón en esta materia el señor Larraz ( que desde entonces ya ha pasado por tres consejerías) y el señor Alvarez de Director - Gerente del mismo ámbito (que presentó la dimisión, casi al poco tiempo de asumir el cargo) se nos dijo a los miembros de la Comisión de Mayores de la Federación de Asociaciones de Barrios de Zaragoza (FABZ) que las residencias que se proyectaban harían inecesarios los Servicios de Estancia Diurna que reclamábamos (uno por cada barrio), ya que en esas nuevas instalaciones se ofrecerían estos servicios. Hoy al cabo de los años, no tenemos ni más residencias, ni por supuesto más servicios de estancia diurna. Éstos últimos -cuya utilidad comentaremos en otra ocasión- vienen a ser la alternativa en gran medida a las residencias, las cuales deben quedar solo para uso de aquellos ancianos que en absoluto pueden valerse por si mismos. Esto ni lo quiso entender el señor Larraz, ni cuantos le sucedieron en su puesto, y eso que se hicieron campañas intensas para informar de este ventajoso sistema asistencial. Solo nos cabe - hay que insistir en ello- la obligación que tienen hoy los gobernantes, de que se agilice más -mucho más - la Ley de Dependencia, si no queremos poner reparos al trato que recibimos las personas de avanzada edad y en base a ese precepto legal obligatorio constatar si se cumple el manifiesto del Consejo de Europa sobre si nuestro país demuestra con hechos que la cultura de nuestro pueblo esta relacionada con el trato que se nos da a los mayores.
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