jueves, 21 de julio de 2011

"La enfermedad nunca es una forma de tristeza...

...ni una metáfora ni una melancolía: es un camino incómodo, que lleva o no a la muerte con o sin rapidez". Con esta frase iniciaba su habitual columna en el periódico El Mundo el pasado 5 de Julio el genial escritor Antonio Gala. Su excepcional reflexión acerca de la enfermedad, la vida y la muerte, profundizaba al respecto y declaraba lo siguiente "Ahora padezco un cáncer de difícil extirpación. Y estoy sometido, para tratar de librarme , a un largo puteo, que es igual que una guerra de la que soy el campo de batalla".

El texto de su escrito es tan profundo y realista que no he podido resistirme a insertar una reducida versión del total del mismo. Su conjunto no tiene desperdicio, ya que hace un fiel reflejo de la grave situación que atraviesa, aderezando todo ello con su fino humor y unas gotas de ironía que le hacen sentir optimista a todo aquel que atraviesa situaciones idénticas a las suyas.

Su ejemplo no hace más que confirmar que la enfermedad y la muerte son parte de la vida y hay que asumir lo más anticipadamente posible la que nos espera. ¡Qué remedio!

Una cosa es cierta, al final llegas con más o menos rapidez, pero es ineludible que llegas. El destino es más o menos agresivo. Sirvan dos ejemplos para ratificar lo dicho. Yo mismo me encuentro en esa situación de plácida espera, que guarda cierta similitud con la forma en que lo vive el mencionado escritor. Hay otros en que la rapidez se impone y a toda máquina, sin tiempo para nada, el destino marca el fin. El caso más notorio del que tengo referencia es el acontecido con "el joven octogenario Vicente" sobre el que escribí en este blog el 12 de Septiembre del pasado año y la admiración que sentía hacia él por sus cualidades deportivas que desarrollaba a sus más de ochenta años, lo cual era verdaderamente alucinante. Por desgracia el destino se ensañó con él y le marcó el final de sus deportivas hazañas y de aquel atleta (diez meses después) solo nos queda el gratísimo y bello recuerdo de lo que fue. Así es la vida, que como bien dice Antonio Gala "es un camino incómodo" que nos putea a su capricho. Esto es tan claro como el agua en un vaso: somos como simples marionetas en este juego siniestro de la vida.

Mientras muchos esperan el destino final, vaya desde este blog mi memoria eterna a mi primo Vicente Babiloni, aquel "Vicente: el jóven que había superado ya los 80 años" al cual describí con toda clase de detalles su vida deportiva desde aquel joven -casi un adolescente- y toda su trayectoria, hasta seguir haciendo gala de su potencial físico incluso siendo un joven anciano que hacía lo que muy pocos de su generación conseguían: ser un deportista nato a los 80 años.

Esa es la grandeza de una vida: hacer posible lo que para otros es imposible lograr.