lunes, 21 de junio de 2010

Saramago; vilipendiado por la Iglesia Católica

"La Biblia", fundamento de la Era Judeo Cristiana, nos muestra grandes y elogiables líneas a seguir en su contenido. La segunda parte (el Nuevo Testamento para los cristianos) rompe amarras con lo anterior en su referencia a la venganza por el admirable principio de "amar al prójimo como a mimo". Queda por lo tanto fuera de lugar - para los cristianos- aquello del "ojo por ojo".

Viene esto a colación, por la actitud miserable y anticristiana del Vaticano, cuando, desde su órgano oficial "L'Obsservatore Romano", repudia en un despreciable ataque al escritor Saramago, en el mismo día en que su cuerpo yacía en espera de sus merecidas honras fúnebres. Acusa a este honorable anciano de haber escrito y reflexionado en reiteradas ocasiones sobre las actitudes negativas de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, acusándole de haber vivido hasta el final de sus días agarrado a su pertinaz fe en el materialismo histórico de Carlos Marx. No contentos con esa repugnante venganza (retomando el "ojo por ojo" vengativo, reprobado por Jesucristo) califica la obra del premio Novel de un constante sentido irreverente, atribuyendole una intención de hacer banal lo sagrado y a la vez le tacha de popular extremista.

Queda fuera de lugar esta actitud manifestada por la cabeza visible de los Católicos. Allá la más alta Jerarquía de la Iglesia con su conciencia. Lo que no admite ninguna duda es que el piadoso perdón tantas veces ostentado por esos autodenominados representantes de Jesucristo en la tierra, han actuada totalmente contraria a lo predicado por ellos. Una vez más han demostrado ser unos "sepulcros blanqueados" o sea, unos hipócritas de tomo y lomo.

Mientras esto ocurría, el mundo de las letras lloraba la perdida de este anciano, que ha pasado a la historia, además de por habernos legado su gran obra literaria, por la intensa lucha llevada a cabo en pro de los desfavorecidos. Ese es el gran caudal que nos deja José Saramago, aquel que nos decía que lo mejor que podíamos hacer era dejarnos llevar por el niño que fuimos. En su caso, un niño que durante años no supo ni leer ni escribir, pero que cuando aprendió a hacerlo, contó verdades sin la menor mota de hipocresía, como han hecho a lo largo de la historia los mismos que ahora han arremetido contra él, cuando ya no puede defenderse con sus escritos, como lo hizo antaño, fustigandoles con el látigo de la honestidad y la certidumbre, como bien han glosado desde todos los rincones del mundo al conocer la fatal noticia de su fallecimiento.

Saramago ha muerto, pero queda para siempre su obra y la memoria de su vida ejemplar. Él sigue vivo aún no estando ya entre nosotros. Ese es el baldón de su gloria, que jamás estuvo presto para lograrlo. Su sencillez y honorabilidad era el manto con que sin desearlo le cubrió a lo largo de su existencia.

miércoles, 9 de junio de 2010

¡Ancianos del mundo unios!

Permitaseme describir ese sueño de emular a la eterna frase con la que Carlos Marx quiso explicar a los trabajadores, hace 160 años, con aquel grito desesperado de ¡Trabajadores del mundo unios! intentando mostrarles que su patria era la unión de todos ellos.

Hoy, aquellas palabras -aunque para algunos huelan a naftalina- son tan relevantes como lo fueron en aquella época. La única diferencia es que durante años el pavor de los dueños del dinero a nivel mundial fue enorme. Se decía, ante la irrupción del mundo de los trabajadores que "un fantasma recorría Europa" (el Comunismo) que hacia temblar a los poseedores del todo obtenido a cambio de nada. Los trabajadores creyeron en su fuerza y se repetían una y mil veces ¿Quien más puede ayudarnos a los obreros que nosotros mismos?

Aquella utopía les fortaleció de tal manera que el mundo cambió, ¡vaya si cambió!

Aunque por desgracia no tanto para comprobar que en la actualidad, los que parecían dar por perdida la sartén la volvieron a coger por el mango bien sujeta y ahí tenemos hoy a millones de trabajadores esparcidos por todo el orbe, huyendo a la desesperada de un continente a otro como despavoridos, alejándose de la tierra que les vio nace en busca de un mendrugo de pan. Todos permanecen -tanto los que están, como los que llegan- bajo la bota opresora de una estrategia llamada "Libertad de Mercado" que controla a gobiernos y ciudadanos.

Esa misma fuerza opresora es la que aprieta el cuello a los millones de ancianos que en mi sueño reivindicativo quisiera ver como se niegan a aceptar la continuación del sistema que ataca directamente a nuestros derechos y condiciones dignas, que sobradamente nos hemos ganado en el transcurso de nuestras vidas y quisiera que fuéramos capaces de mostrarlo en la calle con fuerza, lo que a fin de cuentas es el único lenguaje que entienden los que dirigen este mundo de las altas finanzas controlando hasta el último Euro, el último penike, o el último céntimo de dolar o de piastra. Esos son los que veo en mi sueño, tan real como la vida misma.

Al despertar de la apasionada ensoñación del llamamiento universal de ¡Ancianos del mundo unios!, me encuentro con la cruda realidad de una limosna a modo de pensión rebozada con una retahila de engañabobos, como los que el Alcalde de mi ciudad (el ínclito Belloch) que nos pone en bandeja una serie de talleres con el rimbombante titulo de "Un verano saludable" anunciando el desarrollo de un espacio de promoción del envejecimiento activo como forma de mejorar la calidad de vida de los mayores". ¡ Menudo despertar !

¿Que más podíamos esperar de este mundo mercantilizado y engañoso que nos han preparado los discrepantes de Carlos Marx?. De cualquier manera, soñar no cuesta nada y prefiero rememorar de nuevo en mis sueños aquellos tiempos de esperanza mundial, cuando un "Fantasma recorría por Europa" al inicio de los años 20 del pasado siglo. ¡Que tiempos aquellos!.