Mucha Agua,poco plato y mucho zapato

Los viejos, cuando saltamos de los 70 "tacos" (y quizá algunos antes de llegar a esa avanzada edad) entramos en la frecuente rutina de casa al médico y del médico a casa, eso sí, con algún que otro paseillo para estirar las piernas y por supuesto con la obligada visita a la "botica" a cargar la saqueta del píldoras y pastillas en tecnicolor. Es nuestro sino.

Yo mismo tengo ante mí dos citaciones para el próximo viernes, una con la enfermera Cecilia que con la diligencia y simpatía acostumbrada esta previsto me haga un electrocardiograma. La otra, con la doctora doña María Jesús para que supervise, con su buen saber, la tira de papel con las líneas marcadas con tinta negra, que parece la subida y bajada de la bolsa del Ibex 35 donde los de la "pasta" se la juegan cada día, y me pueda dar información de ese electro sobre como marcha ese motor -siempre revolucionado- que es el corazón y me mira - además- una serie de ulcerillas que han brotado este verano en las piernas y diagnostique a que se deben. ¿Alguna dificultad en la circulación?. Ella sabrá.

Cada vez que pienso que al señor Obama -el de las buenas intenciones- no le permiten salirse con la suya de que más de 40 millones de sus paisanos (los más desfavorecidos) tengan su seguridad médica cubierta, y los dejen en la intemperie de la caridad, no solo me revelo contra ese comportamiento insolidario que allí se padece, sino que me doy palmas con las orejas al ver las posibilidades que tenemos con la simple tarjeta de la Sanidad Pública que aquí algunos se quieren cepillar.

De cualquier manera, tiene razón mi viejo amigo Miguel Ángel Clarimón, compañero en cien mil batallas en pro de una mejora en la atención a los mayores, y que desde hacía mucho tiempo no le veía. "Si queremos estar sanos a nuestra edad - me decía- hay que hacer lo que me recomienda mi médico; Bebe mucha agua, come no demasiado y destroza calzado andando. O sea mucha agua, poco plato, y mucho zapato".

Si señor, esa recomendación tiene que ser buena por narices y a fe mía que la voy a poner en práctica de inmediato. Gracias Miguel Ángel. Y no solo lo voy a hacer si no que trasladaré "tu" receta a los lectores de mi blog, por si les viene bien el consejillo a cualquiera que desde algún lugar del mundo se encuentre ya cargado de añitos.

¡Manos a la obra amigos y amigas! Lanzaros ya a practicar lo del agua, lo del plato y lo del zapato. Ya lo dijo Shakespeare, que era un tío tan sesudo como nuestro Cervantes y nacieron el mismo día; "Nada más elocuente que la acción"
¡Accionemos pues! Ya que nos queda mucho por ver. De bueno y de menos bueno. Es la vida.