jueves, 3 de febrero de 2011

Temor ante el envejecimiento del envejecimiento

Era una noticia anunciada desde hace años. Incluso desde este mismo blog, en sus inicios, se trató en profundidad la problemática a la que habría que enfrentarse en el futuro ante el envejecimiento progresivo de la población. Comentaba en su día que llegaría un momento en que hijos de edad avanzada (ya envejecidos con el paso de los años) tendrían que cuidar de sus propios padres, los auténticos viejos, cuyo mal endémico no era otro que el verse abocados por el propio peso de su longevidad. La calidad de vida en este estado del bienestar en el que a trancas y barracas hemos vivido junto a los adelantos científicos que permiten prolongar nuestras vidas más allá de lo previsto, llegaría un momento en que las dificultades serían tan innumerables, como escasos los índices de natalidad, lo cual irremediablemente produciría un hecho real; la existencia de un mundo de ancianos, lo que conllevaría una imposibilidad de dotarles -como ahora- de los beneficios sociales necesarios para vivir dignamente hasta el fin de sus días.

Todos los países - del llamad primer mundo- se las ven y se las desean para intentar -reforma tras reforma- atajar ese mundo que se cierne sobre los viejos del futuro. Se habla ahora de establecer nuevas pensiones para problemas viejos. Lo cierto y bien cierto es que la demografía es un problema imparable y mucho tendrán que discurrir los cabezas pensantes para llevar a cabo sistemas de prestaciones similares a los hoy existentes. Dificil tarea ésta, ya que tienen en contra una terrible realidad. A la vista de ello los ancianos de hoy nos preguntarnos ¿Que será de los viejos del futuro?. ¿Que hacer con ellos?. Son preguntas sin respuesta, pero la amenaza está ahí, a la vuelta de la esquina como quien dice. Solo la pasividad en que se han venido comportando los gobernantes de todos los países en esa faceta, es lo que nos ha hecho llegar a ese punto de total incertidumbre que hos comienza a mostrarnos las orejitas del lobo y eso que la gravedad de la situación no ha hecho más que empezar. Ojala los dioses iluminen a los cabezas pensantes y eviten lo que parece inevitable. Ojala.

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