jueves, 20 de enero de 2011

El cáncer puede esperar

Como todas las cosas, también el cáncer - con toda su demostrada agrasividad - puede esperar. No es que ello sea demasiado frecuente, pero ocurrir ocurre. ¡Vaya si ocurre!

Yo mismo soy testigo y protagonista de ese "portazo" más o menos transitorio que le hemos dado a esta especie depredadora que deambula por doquier, cuando realmente se temía lo peor. Podríamos decir que la "fiera" esta dormida y de hecho lo está según los dictámenes médicos. Solo pues se trata de andarnos de pie juntillas para que siga en esa situación de reposo absoluto cuanto más tiempo mejor. Queda en la cartuchera -por si las moscas- las pócimas que se suelen aplicar para combatir a esta "bicha" insaciable que se presenta cuando menos lo esperas.

Albricias pues por esos frenazos en seco, que cada vez con mayor cuantía, vienen venciéndola los innumerables pacientes que se escapan de sus mortíferas garras por cualquier de esas inesperadas grietas que el destino les pone en bandeja de plata para salir echando leches.

Normalmente son las ganas de vivir lo que nos obliga a transitar por ese camino empedrado y lleno de dificultades, cuando nos enfrentamos en el fragor de la batalla en los peores momentos y eso es algo fundamental para ganar la pelea. Si la alta moral se tiene incluso en los peores momentos, que no será cuando -al menos- se le ha marcado un estop a esta terrible enfermedad y se la tiene sujeta y bien sujeta para que no siga jodiendo al personal.

Las añoranzas del ayer e incluso ¡porque no! las esperanzas de vivir intensamente el futuro que nos espera, es un arma imprescindible para alcanzar la meta que vislumbramos en el horizonte del mañana.

No cabe duda que la acumulación de grandes dosis de optimismo debe ir acompañada de una idea fija de desterrar la indignación y el desconsuelo, cuando el mal cancerigeno nos apriete en exceso. Como decían en los ejercitos de antaño, hay que seguir de pie firme y resistiendo lo indecible. Así se ganaron muchas batallas y muchas guerras. El mejor deseo pues, es el de perseverar y teniendo la fijación absoluta de que el cáncer puede ser sometido y frenado. Ese es el camino, en mi opinión, el único camino. Así con ese bagaje, el cáncer puedes esperar. ¡Y tanto que puede esperar!
Todo lo contrario nos lleva a que sea realidad aquello de "Antes morir que perder la vida".
Lo cual hay que reconocer que tiene guasa, pues por anticipado ya está anunciándose que te pongas como te pongas, de ésta no hay quien te salve. ¡Joder con la frasecita y sus consecuencias!

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