martes, 4 de mayo de 2010

MADRID, EN EL RECUERDO

A finales de 1954 llegué por primera vez a Madrid. A mis 23 años quedé asombrado, tanto de la ciudad como del encanto de sus gentes, lo cual marcó en mí una profunda huella que ha permanecido inalterable hasta el momento presente. Quedé prendado de todo cuanto alcanzaba mi vista. Madrid era mucho Madrid.

Aunque procedente de mi Valencia natal (que tampoco estaba mal) desde el primer momento reconocí la gran diferencia existente entre la gran urbe madrileña con la ciudad levantina. Motivos profesionales fueron los que provocaron mi desplazamiento y en buena hora el destino me reservaría cara al futuro no solo el disfrutar de un sinnumero de visitas a la capital del Reino, sino que con el transcurso de los años, mi hija mayor se afincó a la vera del río Manzanares y con ello he tenido la gran oportunidad de mi vida; tener a Madrid como mi segunda residencia. Durante 56 años he mantenido limpia en mi retina como era aquel Madrid de hace más de medio siglo. El bullicio de sus calles, en especial la GranVía (centro de singulares salas de espectáculos, restaurantes, hoteles, y cafeterías para el gusto de los más exigentes, como lo era la del famoso barman "Perico Chicote". ) y junto a ello la elegancia y frondosidad del Parque del Retiro, la Castellana, Recoletos, la Cibeles, y tantas cosas más, que jamás dejaré en el olvido.

Con el paso del tiempo, la ciudad creció y creció más cada día, pero el sabor de los madriles se mantuvo inalterable en su Puerta del Sol, la plaza Mayor, el entorno del Palacio Real, el Paseo de Rosales y todo lo anteriormente citado. Ese es el Madrid, que un día descubrí y que guardo en el recuerdo de mis años mozos. Muy posteriormente y ya entrado en el umbral de la vejez, aquí he pasado mis ratos menos gratos que afectan a mi salud y que, como a cualquier hijo de vecino al que se le echan los años encima, se le presentan cuando menos se les espera. Un abanico de operaciones, tratamientos médicos, exploraciones radiológicas etc. han sido el pan nuestro de cada día. De cualquier manera y a pesar de ello y sin pecar de agorero, quiero creer que aunque se suele decir "De Madrid al cielo", vaya por delante mi predisposición a seguir vivito y coleando en el Madrid de mis amores.

El hecho de haber recibido aquí en Madrid - en donde me encuentro felizmente una vez más-unas fotografías seleccionadas por mis amigos de Zaragoza María Eugenia y José Luís, en la que graficamente se refleja el Madrid que yo encontré, puesto que son muestras gráficas retrospectivas, me ha motivado para exponer lo que ha significado esta gran ciudad a lo largo de mi vida.
Con frecuencia se suele decir "París bien vale una misa" que se le alude al rey Enrique IV de Francia, bien podíamos decir que "Madrid bien vale tener un merecido recuerdo para quienes lo visitan, aunque tan solo sea una vez" . Merece la pena tener a esta grandiosa ciudad en la memoria, porque...entre otras cosas y no me cansaré de repetirlo; Madrid es mucho Madrid.

No hay comentarios:

Publicar un comentario