Parece ser que esta medida, antipopulista donde las haya, va a ser una cruda realidad. Hace años, gobernando el PP, ya surgieron desde su seno voces que alarmaron a la ciudadanía. Concretamente un asesor de José Mª Aznar, el profesor Barea, recomendaba aspectos de medidas más o menos en la misma línea que ahora se piensan llevar a cabo en relación a reajustes sobre pensiones.
Lo mismo le ocurrió al Gobierno presidido por Felipe González, cuando casi al final de su mandato nos recomendaba aquello de los planes de jubilación privados, que por cierto la crisis que estamos viviendo se ha llevado por delante en todo el mundo el ritmo regular de ésta anunciada panacea para la vejez.
Los citados gobernantes hicieron oídos sordos, entre otras cosas por no alarmar al personal. Sin embargo, llega ahora Zapatero y echándole más valor que el Guerra (famoso torero en su época por sus dotes de valor en los ruedos) y en contra prácticamente de todos (partidos políticos, sindicatos, funcionarios, medios de comunicación etc.) coge al toro por lo cuernos y en vísperas de campañas electorales se enzarza en este aparente sinsentido de meterle mano a esa modificación en las pensiones para llevarla a efecto allá por los años 2.025 o 2.030.
Si lo cómodo para él, era no haberse metido en ese jardín y dejar que allá se las compusieran los gobernantes cercanos a esa época del futuro, no se entiende en absoluto como y por que se decide en momentos tan complicados a abrir el melón de las pensiones.
Ante ese dilema de hacer lo que se debe, me viene a la memoria la frase del histórico personaje alemán Otto Von Bismarck, que allá por los años 1880 dijo que “El político piensa en la próxima elección; el estadista en la próxima generación”.
Con esta alusión sobre como debe actuar un líder, no quiero encumbrar al presidente del actual gobierno de España a la categoría de estadista, pero de lo que no tengo la menor duda es que no piensa demasiado en el calendario electoral que se le viene encima, puesto que éste comienza ya el próximo 28 de Noviembre en Cataluña y concluye en las legislativas de Marzo del 2012, pasando por la prueba de fuego de las autonómicas y locales en Mayo del próximo año. Con este rosario electoral ante sus narices, solo puede pensarse que este hombre es tonto de remate. Muchos son los que eso piensa de él desde hace tiempo, pero no es menos cierto que no da puntadas sin hilo y él sabrá en que fundamenta su atrevimiento.
Algo que me da mucho que pensar, es que los franceses están cercando con severas huelgas al Presidente de la República, entre otras cosas, por ampliar en dos años la edad de jubilación, cosa – por otra parte- que ya están llevando a cabo en Alemania, Inglaterra, Portugal e Irlanda. ¿Acaso se han vuelto idiotas sus responsables políticos?
Ahí dejo la pregunta, para que la resuelvan los cabezas pensantes, como lo es doña Soraya Saenz de Santamaría que recientemente predijo que los presupuestos para 2011 son el testamento político del Presidente del Gobierno; los últimos que va a presentar, con más paro, más deuda, y más recortes, porque los próximos serán los del Gobierno del PP.
Eso sí que es pensar en las próximas elecciones, que por cierto ya da por ganadas. Es decir que ya vende la piel del oso antes de cazarlo.
Lo mismo le ocurrió al Gobierno presidido por Felipe González, cuando casi al final de su mandato nos recomendaba aquello de los planes de jubilación privados, que por cierto la crisis que estamos viviendo se ha llevado por delante en todo el mundo el ritmo regular de ésta anunciada panacea para la vejez.
Los citados gobernantes hicieron oídos sordos, entre otras cosas por no alarmar al personal. Sin embargo, llega ahora Zapatero y echándole más valor que el Guerra (famoso torero en su época por sus dotes de valor en los ruedos) y en contra prácticamente de todos (partidos políticos, sindicatos, funcionarios, medios de comunicación etc.) coge al toro por lo cuernos y en vísperas de campañas electorales se enzarza en este aparente sinsentido de meterle mano a esa modificación en las pensiones para llevarla a efecto allá por los años 2.025 o 2.030.
Si lo cómodo para él, era no haberse metido en ese jardín y dejar que allá se las compusieran los gobernantes cercanos a esa época del futuro, no se entiende en absoluto como y por que se decide en momentos tan complicados a abrir el melón de las pensiones.
Ante ese dilema de hacer lo que se debe, me viene a la memoria la frase del histórico personaje alemán Otto Von Bismarck, que allá por los años 1880 dijo que “El político piensa en la próxima elección; el estadista en la próxima generación”.
Con esta alusión sobre como debe actuar un líder, no quiero encumbrar al presidente del actual gobierno de España a la categoría de estadista, pero de lo que no tengo la menor duda es que no piensa demasiado en el calendario electoral que se le viene encima, puesto que éste comienza ya el próximo 28 de Noviembre en Cataluña y concluye en las legislativas de Marzo del 2012, pasando por la prueba de fuego de las autonómicas y locales en Mayo del próximo año. Con este rosario electoral ante sus narices, solo puede pensarse que este hombre es tonto de remate. Muchos son los que eso piensa de él desde hace tiempo, pero no es menos cierto que no da puntadas sin hilo y él sabrá en que fundamenta su atrevimiento.
Algo que me da mucho que pensar, es que los franceses están cercando con severas huelgas al Presidente de la República, entre otras cosas, por ampliar en dos años la edad de jubilación, cosa – por otra parte- que ya están llevando a cabo en Alemania, Inglaterra, Portugal e Irlanda. ¿Acaso se han vuelto idiotas sus responsables políticos?
Ahí dejo la pregunta, para que la resuelvan los cabezas pensantes, como lo es doña Soraya Saenz de Santamaría que recientemente predijo que los presupuestos para 2011 son el testamento político del Presidente del Gobierno; los últimos que va a presentar, con más paro, más deuda, y más recortes, porque los próximos serán los del Gobierno del PP.
Eso sí que es pensar en las próximas elecciones, que por cierto ya da por ganadas. Es decir que ya vende la piel del oso antes de cazarlo.
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