Francisco Ayala, el hombre que se resistía a abandonarnos, y que era portador de innumerables historias de nuestra historia, nos ha dejado a pocos meses para cumplir nada menos que 103 años.
Queda su obra para la posteridad. Infinidad de libros y artículos - a cual mejor- es la herencia que nos ha dejado. Recuerdo haber leído "Muertes de perro", que reflejaba maravillosamente una denuncia de la situación de un pueblo sometido a una dictadura. Quiero pensar la rabia contenida con que escribió ese - y otros libros- durante sus 37 años de exilio. La odiosa dictadura le había despojado de lo más sagrado para él; la posibilidad de haber podido vivir con placidez en sus propias raíces de las que se vio desojado. Mientras ejercía como profesor en diversas universidades americanas, es seguro que su añoranza por la España que él soñó sería lo que le hacia fuerte como un roble para algún día volver a vivir su propia identidad, como así ha sido, hasta que, tras un incesante trabajo en el día a día consideró que el balance ¡al fin! le había sido favorable.
Su fecunda obra literaria no tiene parangón. Su forma de vida tampoco. Los que ya nos encontramos en esa senda que nos conduce al irremediable final, hemos visto en Ayala el prototipo del hombre que estimula a sus congeneres y ejemplariza con su buen hacer a miles de jóvenes que han pasado por sus aulas.
La "nueva" España que le ofreció las vivencias que el ansiaba en su juventud supo recompensarle dignamente con los máximos galardones. Es más, el mundo de las letras donde su obra gozaba de un reconocido prestigio también supo estar a la altura que él merecía y le otorgó títulos y galardones e incluso se le nominó para el Novel de literatura.
103 años de intensa vida se nos han escapado con el fallecimiento de este genial hombre, que considerabamos inmortal.
Gracias Ayala por lo que varias generaciones de españoles hemos aprendido de tí. Nuestro recuerdo en este adiós va envuelto con la admiración que todos sentimos por lo que has sido y por el legado que nos dejas.
Gracias y adiós para siempre. Su vida ha sido un ejemplo vivo de lo que es capaz un ser humano gracias a sus intenso trabajo, su inteligencia y su actitud siempre generosa para con su país y sus compatriotas.
Esa fue la vida de Francisco Ayala.
viernes, 6 de noviembre de 2009
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