lunes, 26 de octubre de 2009

Muriendo y aprendiendo

Cuando uno esta caminando por esa senda que conduce a ninguna parte, y que iniciamos allá por los 65 o 70 años, se suele tener muy presente aquello de "muriendo y aprendiendo".

Los cabezas pensantes del Gobierno de Aragón y de la Universidad de Zaragoza, van consolidando - desde hace nueve años- una singular idea de ayuda hacia las personas de avanzada edad, cuyo fin último es conseguir un envejecimieto de calidad por medio de la creación de una "Universidad de la Experiencia". Bonito titulo, y aceptable dispendio económico de las arcas públicas para llevarlo hacer posible este ambicioso proyecto ( 800.000).

En mi sección "Mayores" en el diario digital "Crónica de Aragón", apunto mi criterio negativo en relación al referido proyecto que un año más se han encargado de presentar a bombo y platillo las consejeras de Servicios Sociales Ana Fernández y la de ciencia y Tecnología Pilar Ventura.

Sinceramente he de confesar que me parece algo anacrónico, como algo que ya se hizo en tiempos préteritos (universidad a distancia, universidad para mayores y un largo etcetera que a la hora de la verdad han servido de bien poco para ser útil al colectivo mayoritario de los ancianos.

Que ahora lleguen estas señoras y quieran mostrarnos como novedad "consolidada" esta "Universidad de la experiencia" es como para tomarlo a broma. Y cuando los ancianos -como en estos momentos- no estamos para bromas, algunos nos rebelamos muy en serio ante estas "parodias" de escaparate que intentan distraernos como si nos cayesemos de un "guindo" cuando vemos que los problemas de asistencia a las mayorías que el Gobierno de Aragón y otros donde los únicos perdedores son esos a los que ahora se les quiere abrir de par en par las aulas para que lleven a cabo aquellos estudios para los cuales aún se encuentran capacitados.

Los gobernantes - por desgracia- son así, se adornan con plumajes (ajenos en la mayoría de los casos) que solo les sirve a ellos como adorno con vistas al tendido. Son tantas y tan importantes cosas que tienen pendientes por resolver (vease si no la puesta en marcha de la tan cacareada Ley de Dependencia) que nos da verguenza ajena (al meneos para los que nos damos cuenta del cuento, en que nos quieren envolver su ineptitud, entre otras cosas, por que somos ya muy viejos y nos sabemos de memoria todos los cuentos.

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