martes, 30 de diciembre de 2008

¿QUÉ HACEMOS CON LOS VIEJOS?

En el inicio de este blog de opinión, que no pretende otra cosa que abrir un lugar de reflexión sobre la problemática de las personas de edad avanzada, entre las que me encuentro, lo primero que se me ocurre es pensar sobre la pregunta ¿Qué hacemos con los viejos? que -sin duda-deben haberse hecho los cabezas pensantes que nos gobiernan desde el año 2.001.
Si se profundiza en analizar la respuesta a esta hipotética interrogante, a bote pronto observamos que los avances de todo cuanto desde las administraciones públicas se ha llevado a cabo desde que finalizó el pasado siglo XX, no es como para dar palmas con las orejas sino todo lo contrario. La frustración y el caminar extremadamente lento en la puesta en marcha de leyes y el convertir en realidades concretas voluntades políticas y buenas intenciones, ha sido la constante a lo largo de todo este tiempo. Sólo una cosa ha permanecido inalterable; el envejecimiento progresivo de la población. España acogió en el 2002 la segunda Asamblea Mundial sobre este problema. Allí se abrió el debate para buscar soluciones de futuro, mientras el presidente en aquel entonces de la Sociedad Española de Geriatría señor Ribera Casado denunciaba -como voz que clama en el desierto- que la sociedad "vive de espaldas a los ancianos".

Con ese panorama abro la primera página de este blog, apuntando para mi segunda, la opinión que en su día me merecieron las palabras del ilustre catedrático emérito de la Universidad de York, Alan Williams, en las que de forma categórica decía "Hay que discriminar a los viejos para beneficiar a los jovénes".

El próximo día comentaré algo sobre tan radical propuesta, por muy insigne señor que sea el tal Williams. Desde nuestra solidaridad para el mundo de los jóvenes, no se deben modificar lo que los jóvenes de ayer, no con pocas batallas, conseguimos como derechos para hoy.