martes, 23 de noviembre de 2010

La espada de Damocles del cáncer y la telefonía móvil

Cuando me encuentro en pleno proceso de intentar hacer frente a un cáncer de hígado que se me ha detectado hacen unos días, recibo en mi correo la siguiente información "Cientos de casos de cáncer cerca de antenas de telefonía móvil. La Asociación de afectados de Navarra por los campos electromagnéticos (ASANACEM) y de Valladolid (AVAATE) han realizado un excelente trabajo de recopilación de casos de cáncer ocurridos en las inmediaciones de antenas de telefonía móvil".

Lo primero que me viene a la mente es que vivo a unos cien metros de distancia de una de estas estaciones de las que emanan los efectos nocivos electromagnéticos, tantas veces denunciados como desoído por los organismos competentes. Se ha demostrado hasta la saciedad que las grandes operadoras de telefonía móvil se pasan por el arco del triunfo ordenanzas municipales, y sentencias que les obliga a desmantelar estas antenas. Su poderío es tan enorme y los intereses que se mueven a su alrededor son de tal calibre que actúan como si ésto fuera su finca propia. El peligro, ya hace años se dijo desde los medios de comunicación, que estaba en las azoteas. Pero parece que aquello quedó en el más recóndito de los olvidos. Los millones de publicidad que llegan a esos medios parece ser que los ha enmudecido por completo. La Organización Mundial de la Salud, sigue sin concretar nada en relación a la telefonía móvil. No es extraño que ello ocurra, si se tiene presente la actitud de unos de sus prestigiosos miembros (el doctor Repacholi) que tras afirmar los perjuicios que arrastraban tras de sí todo cuanto se circunscribe en rededor a la telefonía móvil, pocos meses después cambiaba de opinión. Algunos millones se dijo que andaban por medio y al final el citado investigador dejó su puesto en la OMS.

En fin, en esta tragedia encubierta es seguro que llegará el día que al igual que ha ocurrido con la constatación oficial en todo el mundo con la causas de millones de muertes que ocasiona el tabaquismo (en España supera los 50.000 al año), después de transcurridas muchas décadas, las grandes tabaqueras no han tenido más remedio que doblegarse ante la realidad, tantas veces negada desde su gran poderío.

Mientras eso ocurre, la proliferación del cáncer y sus circunstancias mortíferas continuaran produciéndose, mientras la cuenta de dividendos de las grandes multinacionales de la telefonía móvil iran en aumento día a día, caiga quien caiga.

De momento a cargar con el cáncer cada cual, esperando que mientras hay vida hay. esperanza...